martes, 9 de enero de 2018

¿No te parece extraño que tantos emprendimientos fracasen?

Todos sabemos que muy pocos emprendimientos llegan a sobrevivir o alcanzar el éxito que se plantearon lograr en sus inicios. ¿No crees que haya algo extraño en todo esto?

Si 8 de cada 10 empresas fracasan antes de cumplir los 5 años y el 90% de las Pymes no sobreviven los 10 años, es muy evidente que algo estamos haciendo mal o estamos dejando de hacer.

Existen muchos cursos, talleres, charlas y variados tipos de ayuda para quienes desean emprender, pero las estadísticas siguen engrosando las listas de las empresas que fracasan año tras año con los mismos números.

¿Te has preguntado cuál es la raíz de todo esto y por qué se hace tan difícil evitarlo?

Si buscas las razones por las cuales los emprendimientos fallan, te volverás loco con una larga lista de variadas explicaciones que justifican esta realidad. El proceso está tan estudiado que hasta existe un nombre para este fenómeno denominado: “El valle de la muerte”.



Se asume que todos los emprendimientos tendrán que pasar por este tipo de proceso sí o sí. Sin embargo, algo nos falta por aprender porque toda esta información no ha cambiado nuestros resultados y el tema se generaliza a nivel mundial. 

Mi experiencia personal me ha mostrado que estas razones son mucho más profundas que las que encontramos normalmente en cualquier parte. Observo que las verdaderas causas de nuestros fallos a la hora de emprender se deben a que estamos lidiando con ideas muy superficiales y algo peor aún, ideas erróneas.

Las verdaderas causas se alojan mucho más allá de lo que observamos con nuestros ojos físicos. Se encuentran en las profundidades del ser, en ese terreno donde las cosas son creadas, en una dimensión invisible donde solo podemos entrar de manera personal.  Esto quiere decir que se trata de recorrer un camino interno donde se pueden ir derribando las falsas creencias que nos dejan a la deriva.  

Esto es más fácil de hacer de lo que puedas imaginar. Tengo la evidencia en mi propio proceso, donde, sin tener los conocimientos, los recursos, el tiempo y los modelos, pude emprender rápida y exitosamente de una manera que nunca antes pude imaginar. Se trata de iniciar un proceso de análisis de tus ideas de manera más consciente, de tal forma de ir abriéndote paso entre la nube de información errónea que se alberga en tu mente y que abunda por todos lados.

Aquí te doy un ejemplo de ideas superficiales que en vez de ayudarte, pueden llegar a hundir tu emprendimiento. Espero sinceramente que te ayude si deseas emprender o mejorar los resultados si ya lo has hecho. Iniciemos con el análisis de una idea de negocio.

Idea de negocio: En primer lugar, observo que un emprendimiento tendría que estar sostenido sobre una energía sólida que se relaciona más con la expresión de nuestros propios dones, talentos y habilidades, que en el análisis de viabilidad. La viabilidad está analizada por personas y por lo tanto queda sujeta a los criterios de esas personas y limitada a sus creencias  personales.  En cambio, la dotación de nuestras habilidades obedece a un orden superior que no tiene errores y por lo tanto, estaremos seguros que los productos o servicios ofrecidos, nunca tendrán una posibilidad de ser inadecuados.

Los grandes inventores no hubieran podido realizar sus creaciones si hubieran confiado sus ideas a un análisis de viabilidad de otras personas. Ellos simplemente tenían una imagen mental de algo que les apasionaba y que deseaban ardientemente llevarlo a la realidad física. Existía en ellos una convicción tan grande, con una fuerza y una energía suficiente como para sortear todo tipo de inconveniente que pudiera atravesarse en su camino, incluyendo a las personas que nunca dieron viabilidad a sus ideas.

De esta manera no existiría el robo de ideas, porque cada cual tendría acceso a su propia fábrica interna de acuerdo a sus dones, talentos y habilidades únicos.

Si conectas con tus dones, talentos y habilidades, no tendrías necesidad de iniciar la búsqueda de un servicio o producto, sabrías desde el principio exactamente lo que deseas hacer. Tu única función seria mirar dentro de ti para conectar con todos tus recursos internos.

No tendrías que entrar a realizar análisis de competencia o valor agregado, porque el solo hecho de ofrecer tu producto o servicio con toda tu convicción, sería suficiente como para encantar a tus clientes. Recuerda que cuando hacemos algo que amamos hacer, se nota y los clientes lo perciben y valoran. Todo el mundo prefiere un servicio donde se advierte este tipo de energía.

La idea de negocio no puede estar sustentada en lo que los demás esperan, o sea, no tendrías que postergar tu legítima expresión personal solo para cubrir una necesidad del mercado. Tiene que proyectarse desde tu interior y dirigirla hacia aquellas personas que conecten con ella. Solo así tendrá la energía suficiente como para expandirse. Cuando te centras en hacer lo que los demás dicen que tienes que hacer, te cansarás, te aburrirás y te desgastarás en vez de nutrirte.  Al realizar lo que amas hacer te energizas cada día más, te sientes feliz y realizado.

Tampoco tienes que preocuparte si tienes los recursos en este momento. La vida se confabulará para que los recursos aparezcan de una manera que te sorprenderás. Solo sostiene tu sueño y el resto aparecerá por añadidura. Lo sé porque mi sueño requería de una fuerte inversión económica, la que apareció en el momento preciso.

Y espera, aún hay más que tengo que decir. Tu idea no necesita nacer de un sentimiento de urgencia o de escasez. Ese motor es el peor motor que puedas elegir para tu emprendimiento. Existe un motor mucho más poderoso que consiste en la dicha de realizar aquello que vibra en tu interior. La ejecución de tu ideal generará las utilidades monetarias como una consecuencia natural, o sea, el dinero llegará por añadidura.  

No necesitas preocuparte por cómo se hará tu proyecto. Debido a que somos los proyectores de nuestra realidad, no puedes dejarte llevar por lo que ves a fuera. Allá a fuera solo refleja lo que estas decidiendo dentro de ti. Si decides en tu interior que tu sueño, idea o proyecto se va a realizar, nada ni nadie podrá impedirlo.

Pregúntate: ¿Quién puede filtrar tu idea de negocio más que tú mismo? El gran mensaje que te quiero entregar en estas palabras es que tu idea de negocio tienes que encontrarla dentro de ti. Si nace de tu interior más auténtico, será un éxito aunque todos los análisis digan lo contrario.

En el siguiente artículo vamos a analizar los principios superiores del Plan de Negocio y otros.

Patricia González
Coach de Vida y de Finanzas